miércoles, febrero 20, 2008

Quant val l'imatge del Valencia CF.?

Yo digo | Damià Vidagany


La integridad ni se compra ni se recalifica. Quien carece de ella piensa que su mal aqueja también a otros. Varios jugadores dejaron claro que albergan bastante más de ella de la que sus torticeros superiores pensaban. El ajusticiamiento de tres mitos del valencianismo fue lamentable en las formas y, como mínimo, cuestionable en el fondo; pero la obstinación del Valencia en negar una solución ronda el paroxismo. Los secuestradores del escudo se han topado con algo inesperado en su voraz búsqueda de cómplices: la recta postura de los deportistas. Son conscientes -excepto Caneira- que hay mucha diferencia entre ser hombre de club o mamporrero de la sinrazón.

Albelda no merece acabar en los juzgados. Ni Angulo y Cañizares vivir bajo sospecha. Tampoco sus compañeros ir a declarar. Ni siquiera Koeman y Bakero -corresponsables del circo- deberían ser recordados así. Pero este disparate lo provocó Soler por acción u omisión. Lo mínimo que el presidente debería hacer es asumir las consecuencias económicas de sus soleradas e intentar pactar una salida económica. Vapuleado hasta en las hojas parroquiales, a su imagen pública le ha puesto de precio su extrema vanidad. Mas debería entender que el prestigio del Valencia tiene superior caché.
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